Si tienes niños seguro que sabes de que te hablo cuando te digo: frustración, control de emociones, mejora de conducta...
Es curioso como cuando antes de ser padres prácticamente no oyes nada sobre esto, y ahora es un tema de conversación de lo más normal entre amigos con niños y padres y madres del cole.
Hay muchas técnicas para trabajar todas estas actitudes de los más pequeños y seguro que has oído hablar sobre educar en positivo. En ese otro artículo también hablamos de ello, si te lo perdiste échale un vistazo, seguro que te resulta interesante.
Son formas de educar a nuestros hijos respetándoles y sobre todo comprendiendo que sus actitudes son normales en sus edades, que hay que trabajarlas de formas respetuosa hacia ellos y es importante que comprendan los cambios que deben ir haciendo.
¡Así es que, vamos a ello!
La técnica del semáforo es una opción muy buena para trabajar tanto en casa como en el aula con más niños. Les ayuda a comprender y controlar las conductas. Se identifica una conducta con uno de los colores del semáforo, cada color tiene su significado y su actuación. Vamos a ver lo que significa cada uno.
El color rojo: Evidentemente es el momento de la reacción errónea, pataleta o enfado. En este caso hay que parar, como en los semáforos de la calle. Cuando el niño es incapaz de controlar una emoción, normalmente negativa, le haremos parar.
El color amarillo: Este es el momento de la reflexión. Hay que pensar y detectar cómo nos sentimos y cuál es la causa. ¿Por qué estas enfadado? ¿Consigues algo de esta manera? ¿Qué solución puede tener?
El color verde: Es en este momento en el que debe cambiar la conducta, intentar solucionar su problema o su causa por la que ha llegado a un enfado e intentar buscar una alternativa a su conducta inicial.
Como ves, es una técnica basada en conceptos sencillos acompañados de un elemento visual, de tal forma que para los más pequeños es más fácil entender en qué fase de emociones se encuentra en cada momento y cómo debe actuar. Les ayudará a parar en los momentos de enfado o frustración, a reflexionar para encontrar la mejor solución y, finalmente, cambiar su actitud y salir del bucle en el que suelen caer los niños ante determinados situaciones.
Hay muchas formas creativas para poder trabajarlo, te voy a dar algunas ideas, pero seguro que se te ocurre un montón más.
Es importante que hagáis participar a vuestros hijos en su construcción, así estarán más involucrados desde el primer momento y no verán el semáforo como algo negativo, sino un recurso más para irse haciendo mayores y comprendiendo lo que les pasa.
Espero haberte ayudado un poco a comprender esta técnica tan vistosa y que la puedas poner en práctica, seguro que te funciona y sobre todo que tu peque la comprenda.